miércoles, 27 de febrero de 2013

Enlace código y comienzo

La resistencia era lo único que separaba a la humanidad de su destrucción, al final, lo que nadie conocía iba a resultar que sería lo que destruiría para siempre aquellas vidas minúsculas, de humanos preocupados por su ombligo.


Unos golpes desenfrenados me hicieron despertar de mi letargo, había pasado la noche en el cuartel general cubriendo flancos, la información no espera. Me terminé levantando rápido, creía que terminarían por tirar la puerta abajo, al preguntar quién coño llamaba de esa manera respondió Roberto, la persona más tranquila que conocía.

Estaba pálido y parecía que había venido corriendo, miraba a todas partes y se asomaba a la ventana ocultándose tras las cortinas, me parecía ridículo, al principio pensé que regresaba de una noche "loca" con la "tribu", pero me recordó que habíamos quedado.

Investigábamos una multinacional, que estaba unida a un holding, que pertenecía a otra multinacional que por medio de testaferros controlaban siete de las diez multinacionales más grandes del planeta, Roberto había "infiltrado" un gusano y por lo visto algo tenía.

Roberto tenía un disco, lo había conseguido gracias a lo "friki" que era con los ordenadores, las redes los códigos y las ondas electromagnéticas, parecía que había nacido para ser "friki", me encantan los "frikis" quizá sea porque al final me di cuenta de que seguramente era uno de ellos.

Roberto estaba atacado, había hecho siete copias del disco, sudaba como un cerdo, curiosa expresión, teniendo en cuenta que los que sudamos más somos nosotros o jamás había visto sudar un cerdo tal y como estaba viendo sudar a Roberto.

Con la respiración entrecortada Roberto empezó a relatar la historia más inverosímil que había escuchado, ahora lo recuerdo como algo natural, tan seguro de aquello tan imposible, como si hubiera formado parte de lo que conocemos durante toda la vida.

Antonio, tengo que marcharme, me buscan... No sé cuánto tiempo tengo, pero tengo que irme, te he dejado un disco para que lo vean en la red, hay información, fotos y un vídeo... Acto seguido Roberto abandonó con rapidez el piso donde nos reuníamos para "arreglar" el mundo. Husmeando donde nadie quería mirar.

Mientras se iba se dio la vuelta, con el rostro pálido sudoroso y con la voz entre cortada dijo, "jamás pensé.. que llegaría a añorar tanto nuestra mierda de vida.. Ahora lo sé y sólo puedo huir".

Desapareció dejando tras de sí esa extraña sensación que te queda cuando un amigo, no tenía un buen día. Ya volverá, pensé. Esa fue la última vez que le iba a ver.

Medio aturdido comencé a preparar un café, un poco de paté en pan y seguro tendría energía para pasar la mañana. Me disponía a darme una ducha mientras se preparaba el café cuando sonó un estruendo, como un crujir de metal con explosión muy rápido, retumbó toda la casa y cuando me asomé a la ventana los vecinos estaban en la calle o mirando con preocupación desde sus ventanas.

En medio de la calle el coche de Roberto humeaba, era un amasijo de hierros, algo incomprensible, parecía que había tenido un accidente, pero como si faltara algo en aquel suceso, no había coche, ni había sonado como un accidente o explosión, más bien como si fuera un motor a reacción con crujido.

Corría escaleras abajo golpeándome contra las paredes, intentaba bajar lo más rápidamente posible, pensaba en Roberto, quizá hubiera tenido suerte y siguiera vivo, quizá no le hubiera pasado nada, pero todos los quizá desaparecieron al ver una especie de esqueleto quemado en el asiento del coche.

Las lágrimas caían por mis mejillas, incluso intenté sacar a Roberto de allí, me quemé, las personas que estaban lograron apartarme del amasijo de hierro y el cadáver de Roberto. El disco, pensé, una rabia con furia se apoderó de mí, corría hacia mi edificio con ira, subí las escaleras de tres en tres y cuando llegué a la puerta de casa me encuentro el apartamento totalmente desordenado, joder, ni unos minutos había estado fuera de allí, salí con el albornoz, tal y como me había levantado para recibir a Roberto.

Por la ventana vi cómo llegaban los primeros coches de policía, bajé de nuevo a pedir a la policía que subieran al piso, que Roberto había estado en casa y que ahora comprendía que estaba aterrado, alguien le perseguía y luego, aquel extraño "accidente", después, "el cuartel general del revés".

Cuando me aproximaba a los coches de policía una explosión me tumbó, algo había explotado en mi edificio, aturdido, quemado y magullado me incorporé, para ver estupefacto que lo que había explotado era " el cuartel general". Antonio Burgos Logroño? preguntaron los agentes, sí respondí, queda detenido por actividades subversivas, ¿actividades subversivas?, les respondí mientras me esposaban, sí, tiene derecho a un abogado....

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